Sobre mí

Nací en Barquisimeto, Venezuela, el 4 de enero de 1975. Soy esposa de Frank desde 2006 y mamá de dos hijos que son mi mayor tesoro: Sophya y Diego. Sophy llegó a mi vida cuando tenía 4 años, y desde ese primer día decidí amarla como a una hija, con la convicción de sumar y no restar en su historia. Mi infancia y adolescencia me enseñaron que sí es posible criar hijos espiritual, emocional y mentalmente saludables cuando crecen en un ambiente sano y seguro. Fui criada por César y Elsy, una pareja que lleva más de 55 años juntos, y de ellos aprendí que amar es una decisión. Integrar el amor a Dios como pilar de mi vida me dio las herramientas espirituales y emocionales que hoy transmito a mi familia y a todas las personas que acompaño.

He pasado por momentos difíciles que pudieron quebrarme, pero descubrí que la fe y la inteligencia emocional son la clave para vivir con plenitud, incluso en medio de las tormentas. Creo profundamente que la fe sin inteligencia emocional rompe relaciones, y que la inteligencia emocional sin fe deja vacíos en el alma. Por eso, mi misión es enseñar a mujeres y madres a integrar ambas, para criar desde la paz y no heredar a los hijos heridas emocionales no resueltas. Desde pequeña he defendido la justicia y la protección de niños, niñas y adolescentes; hoy sigo trabajando en esa causa, acompañando a mujeres en su rediseño emocional, ayudándolas a descubrir su propósito y a elegir conscientemente el legado que desean dejar, lo que llamo La Quinta Edad.

A lo largo de mi vida he sido educadora, coach ontológico, conferencista internacional, autora, locutora, activista y fundadora de movimientos como Conciencia Digital. He participado en la creación de leyes, en campañas contra el abuso y la trata de personas, y he dirigido programas de formación emocional. Hoy, mi propósito es claro: ayudar a madres e hijos a reconectar, enseñar a priorizar la paz en sus hogares y guiar a los adolescentes ante los retos del mundo digital. Mi estilo de acompañamiento es cercano, práctico y libre de culpas; invito a reflexionar para elegir un camino distinto y vivir con un propósito que trascienda más allá de nosotros.